Otro curso escolar que se va y llegan las vacaciones escolares.
Muchos artículos hemos escrito, muchas iniciativas y actividades medioambientales hemos realizado en el cole y esperamos que muchas conciencias hayamos removido estos 10 meses.
El curso se acaba y llega el verano.
Hemos pensado desde Planeta Azul dejar en este último artículo una canción, la canción del verano; tiene mucha "chicha" su letra y si la escuchamos relajaditos nos daremos cuenta que lo verdaderamente importante somos.....nosotros y nuestro Planeta Azul.
Buenas tardes a todos. No solamente tenemos el problema de la acumulación de residuos y basura en nuestras ciudades, campos, ríos, playas y mares...y un largo etc. Como vamos a ver en el siguiente artículo, el ser humano es capaz de contaminar también ...el espacio.
Cuando en 1957 Rusia lanzó el primer Sputnik, al parecer nadie se preocupó por lo que pasaría con los satélites cuando se les acabara el combustible, sufrieran un accidente o, simplemente, cuando dieran por finalizada su misión. Tras 60 años de carrera espacial y más de 7.000 aparatos enviados al universo tenemos un verdadero vertedero flotante que da vueltas alrededor de la Tierra. En total 7.000 toneladas de chatarra vuelan por encima de nuestras cabezas. Lo peor de todo es que en ocasiones estas "basura espacial" cae a la Tierra reentrando en la atmósfera terrestre he impactado en ella. La NASA ha registrado una media de una pieza caída cada día, entre 50 y 100 toneladas al año. Casi siempre en el mar, que ocupa un 71% de la superficie terrestre o en zonas poco pobladas como la tundra canadiense, el desierto australiano o Siberia.
Sin daños personales documentados, el riesgo que entrañan estos desperdicios volantes tiene mucho más que ver con lo que ocurre arriba que con lo que ocurre abajo. Cuantos más satélites se envían arriba más chatarra se genera, poniendo en peligro la seguridad de los nuevos aparatos lanzados como la vialidad de futuras misiones. Muchos países como Reino Unido, Japón, Estados Unidos o la Unión Europea han elaborado programas de seguimiento de los objetos enviados, localización de viejas naves y alerta de posibles colisiones. Su primer objetivo es detectar la basura espacial. Y el último será deshacerse de ella. Para evacuar el espacio de satélites muertos, los operadores espaciales deberían de reservar combustible suficiente para devolverlos a la Tierra una vez finalizada su vida útil. Pero, como suele ocurrir con las normas, estas muchas veces no se cumplen. Por su cercanía a nuestro planeta, la gravedad terrestre hace que vuelvan a la tierra, desintegrándose antes de tocar suelo terrestre dibujando una bola de fuego en el aire, pero a veces pueden colisionar en ella.
En fin, ya lo decía Asterix el galo hace siglos; y también lo predijo en el 2006 Chiken Little:
" A lo único que tengo miedo es a que el cielo se desplome encima de mi cabeza"
Este miércoles 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, que este año cuenta como país anfitrión con China - paradójicamente, uno de los países más contaminantes del mundo- y ha elegido la contaminación del aire como su tema central. La ONU fijó esta celebración en 1974, si bien este año parece que cobra fuerza la idea que que hay que hacer algo de verdad y esta semana estamos oyendo numerosas iniciativas para proteger el planeta. Tenemos las movilizaciones ecologistas promovidas por los estudiantes por todo el mundo de los movimientos "Fridays for Future" o "Extinction Rebellion". Una ola que se expande, tal y como constataron los resultados de las pasadas elecciones europeas de hace una semana: el Grupo de Los Verdes consiguió 69 eurodiputados en el Parlamento Europeo.
Por su parte el movimiento Zero Waste en España ha organizado del 3 al 9 de junio la semana del boicot al plástico(desechables incluidos). Animan a los ciudadanos a renunciar una semana al "sinsentido" de los alimentos envueltos en plástico.
Además, durante toda esta semana, la ONU ha lanzado el desafío de las mascarillas, con la que insta a los ciudadanos a mostrar su rechazo a la contaminación compartiendo en redes sociales fotos y videos con la boca y la nariz tapadas.
Bueno, muchas felicidades a todos los que de alguna manera cuidáis el planeta: no comprando a lo loco, colgando una caja nido en el balcón de casa, reciclando, educando en el cole, reutilizando, convenciendo a los que no lo hacen, yendo en bici o plantando otro árbol en el jardín de casa.
